Todo pasa por algo…

Concepción/Chile

faldea

Los golpes nos afectan en la medida que nosotras lo permitimos.  Es cierto que muchos de ellos lastiman y duelen, pero siempre logran que nos armemos de valor para enfrentarlos.  Además, todo viene y va, así como las olas del mar.  Tenemos momentos de alegría y otros de tristeza; cada situación debemos aceptarla como parte de la vida misma y bajo ese prisma,  estamos enfrentando esta pandemia y cuarentena obligatoria.

Formamos parte de dos hogares de menores, ubicados en la ciudad de Concepción, octava región, que son Aldea María Loreto y Buen Pastor, ambos ubicados en el mismo lugar físico y cada uno de ellos con 25 niñas cada uno.

Cualquier cosa que nos pasa la calificamos de “mala”, como esta pandemia que nos está correspondiendo vivir, pero ella tiene un sano propósito.  Lo que sucede es que por lo indescifrable que resulta la situación que estamos enfrentando, no nos percatamos del verdadero sentido de ella.  El afán, el pesimismo o la inseguridad suelen nublar nuestra mente, pero lo mejor del ser humano nos sorprende, como ver que nuestras educadoras de trato directo, han tenido que acuartelarse por mínimo 10 días, para evitar riesgos, dejando sus propios hijos y familias.

Nuestras profesionales, pernoctando en la comunidad por toda la semana, para evitar riesgos, por cordones sanitarios o por cuarentenas en sus respectivas comunas.  Además de las posibles emergencias que se presentan en los hogares.

Nuestras niñas se han visto impedidas de ver a sus familias, no pudiendo salir de las residencias desde el 16 de marzo y las familias que han podido venir a visitarlas, solo lo han hecho por 10 minutos a través de la reja del portón y a dos metros de distancia.

Pero a pesar de lo difícil y nuevo de toda esta situación, no podemos dejar de reconocer que nuestras niñas, aunque les cuesta aceptarlo, lo entienden y nos han colaborado.

La clave está en descubrir, en el momento indicado, no el “por qué” sino el “para que”, de lo que se vive día a día ¡No es un asunto de casualidad, sino de causalidad!

Si hacemos un recuento de los “dolores de cabeza” que nos han aparecido durante todo este primer trimestre de la pandemia, comprobaremos que hemos tenido que cumplir y aceptar las solicitudes de los Tribunales de Familia, Ministerio de Salud, INDH y Sename, que solo hacen exigencias, quitándonos el tiempo que debemos entregar a nuestras niñas, para hacerles reportes e informes que ellos puede hacer o buscar y que adquieren por nuestro trabajo.  Pero más allá de la “jaqueca emocional” que nos proporcionó ese trámite, nos dejó un buen aprendizaje, pero opuesto a eso hemos tenido “Ángeles” en medio de esta pandemia, tales como:

Todo el apoyo de nuestras propias redes, del comedor abierto de Dichato, regalándonos mascarillas para todos, confeccionadas por ellos mismos, apoderados regalándonos alcohol gel y guantes, que no podíamos comprar porque no hay en el comercio, amigos de buen corazón apoyándonos con sanitizaciones para nuestros hogares y comunidad. Que solo nos ha significado un ¡Gracias y que Dios los Bendiga!

No puedo dejar de recordarles que la vida es un continuo aprendizaje, debemos aprender a ver lo “bueno” dentro de nuestras angustias, aprender a ser fuerte, cuando un golpe nos quiere “noquear” y sobre todo, aprender que si algo no nos es proporcionado, es porque vendrá algo mejor y cuando alguna de nuestro equipo ha decaído, nos hemos apoyado y hemos hecho catarsis entre nuestros propios equipos de trabajo, animándonos entres nosotras y sintiéndonos en todo momento apoyadas por nuestra superiora y animadora.

Cuando nos damos cuenta del sentido de las cosas, crecemos tanto en el ámbito personal como en el espiritual y vamos fortaleciendo, puliendo ese diamante que llevamos por dentro.

Personalmente soy de las que considera, que para ser optimista hay que ponerle el “pecho a las balas” y no tener pintada una sonrisa en el rostro a toda hora, como si fuera una marioneta o un payaso. Tener un espíritu alegre consiste en sacar lecciones de las situaciones y mantener la serenidad, tanto en los mementos de resultados favorables como en las épocas difíciles. Y es lo que le estamos inculcando a nuestras niñas.

Muchas veces pedimos cambios radicales ante situaciones, pero les recuerdo que cuando Dios no quiere, aunque todos los santos le rueguen, las cosas no sucederán.  Hay solicitudes que por más que se pidan con fe, no llegarán. ¿Por qué?, porque no están en el plan de Dios concedérnosla, pues Él considera que a nosotros no nos convienen, y en ese mismo orden podremos decir que “si algo” es para nosotros, el universo maniobrara para que llegue a nuestras manos.

Todo lo que pasa tiene una razón der ser y siempre sucede para nuestro bien.

Pero mientras estemos aquí, inmersos en esta cuarentena les dejo este hermoso poema anónimo que les recordará lo importante que es hacer cosas nuevas en la vida. ¡No lo pasen por alto!

Haz algo más que Pertenecer    - Participa

Haz algo más que Cuidar          - Ayuda

Has algo más que Creer            - Práctica

Haz algo más que Ser Justo       - Se Amable

Haz algo más que Perdonar       - Olvida

Haz algo más que Dar                - Sirve

Haz algo más que Enseñar           - Inspira

Haz algo más que Vivir              - Crece.

Con Cariño.

 

Por. Miriam Pérez/Residencias de Niñas