Gratitud y Memoria, N° 3

Antonia salas de errázuriz

Cuando caminamos por la calle Mac Iver hacia la Sede, nos encontramos a nuestra derecha con la Basílica de La Merced. Al frente de la iglesia, observamos un monumento dedicado a la Señora Antonia Salas de Errázuriz.  La obra de arte es de León Ernest Drivier (1878-1951 francés). El conjunto artístico, elaborado en bronce, representa a una señora asistiendo a tres personas desamparadas: desnudez de la mujer, un niño y un anciano. En la base, de piedra rosada, se encuentra la escritura: ANTONIA SALAS DE ERRAZURIZ con la frase en latín CHARITATEM DILEXIT.

La Señora Antonia Salas fue una mujer de caridad amplia y espontánea, inteligente y organizada. Se le conocía como “El Ángel de la Caridad”. Fue la Fundadora y Presidenta de la Sociedad de Beneficencia de Santiago. La Sociedad tenía como objetivo primordial velar por los intereses y necesidades de la mujer pobre. A ese grupo perteneció la mamá de la Madre Josefa Fernández, Rosa de Santiago Concha, siendo una generosa señora cooperando activamente en el alivio del dolor de los más pobres. Era la Tesorera de la Sociedad de Beneficencia.

El trabajo que ejercían les sobrepasaba, por esto surgió en ellas, la idea de conseguir Congregaciones Religiosas femeninas que se dedicaran completamente a servir a los más pobres, prioritariamente a los huérfanos, ancianos, enfermos y encarcelados. De este modo, con el beneplácito de Monseñor Rafael Valentín Valdivieso, llegaron a Chile las Religiosas de la Caridad, las de la Providencia y las del Buen Pastor con sus respectivos carismas. La Señora Salas se manifestó como una infatigable colaboradora de la obra del Buen Pastor desde su fundación.

Cuando llegó el momento de su muerte en 1867, hablan nuestros Anales: “Los establecimientos de caridad se disputaban llevarla a sus iglesias, cada uno de ellos se creía con mayor derecho para obtenerla, pero su voluntad había sido reposar en nuestro humilde cementerio lo que su familia respetó, así es que ahora tenemos el privilegio de tener su cuerpo en nuestra iglesia.”

La memoria nos lleva a reconocer a nuestra querida Madre Josefa quien insistió en que se levantara un monumento a su memoria.  Para esto se valió de un sobrino nieto de la Señora Antonia Salas.

Hna. Eliana Letelier. Archivera Archivos del Buen Pastor.                                               Santiago, 29 de julio 2020