¡En qué está la Madre Josefa! 1

Santiago/Chile

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A continuación, presentamos una breve descripción de lo vivido durante los meses de octubre y noviembre del año 2020.

Suele esperarse que una Fundación tenga una buena gestión, es decir vaya “con viento en popa” en los procesos de planificación, organización, dirección, ejecución, evaluación y con un buen liderazgo. En definitiva, que cumpla su misión. Esto es cierto y en eso se ha estado en estos días. Pero, en lo inmediato, lo que se desea es contar con una visión compartida acerca de la situación de estos ámbitos tan centrales.

Sin embargo, tal visión solo es posible obtenerla en un diálogo con diversos actores internos y externos.

En primer término, hemos sostenido uno permanente con la Animación Provincial, el Directorio de la Fundación y el Equipo de Misiones para discernir las orientaciones pertinentes en cada momento y para cada acción importante, luego de las ICAs y el modelo del enfoque integrado que se desea implementar.

Una segunda instancia para mantener las conversaciones han sido los Equipos, viajando y viviendo en La Serena, Puente Alto e Iquique, directamente en sus sedes, gracias a la invitación de la autoridad Provincial. Todo ha sido facilitado también por las sesiones semanales con las y los directores. Ha sido una oportunidad para reconocernos con las Hermanas que están en las comunidades, con las directoras/es y Equipos para, de este modo, valorar lo que se hace y soñar el futuro.

La tercera fuente ha sido aproximarse a lo que contienen los archivos de la Fundación, que nos entregan información valiosa sobre el pasado reciente y del presente. Su estado y forma en que se encuentran, nos ayudan a proyectarnos.

Otras instancias con las que se está dialogando son con la Pastoral Educativa, el Centro de Espiritualidad y el equipo de comunicaciones, con quienes se desea conformar una verdadera alianza estratégica que profundice la actual mutua colaboración.

Como es posible apreciar, son varias las fuentes de información que hay que ir procesando y hacer dialogar, en medio de las tareas propias de fin de año y del inicio del siguiente.

En síntesis, se está mirando con detención la atención el servicio a la persona migrante, los procesos de gestión antes mencionados. Todo ello en un año con nuevos liderazgos en varios frentes y cargado por la pandemia. Se ha estado conociendo en profundidad, explicitando redes, soñando el fututo que, por cierto, se nos viene enigmático, sobre todo preocupándonos por las personas.

Para el futuro, con el apoyo de expertos, mirar bien cada una de las ciudades y los entornos en donde están situadas las misiones, junto con observar el estado de la estructura física, el uso de las casas y sus posibilidades, de modo de ir ajustándolas, cada vez más al objetivo encomendado.

Entonces, entre tanto frente que atender, reiteramos la exclamación: ¡En qué ha estado la Madre Josefa! Se puede responder en una frase: Profundizando el “nosotros/as” que no se construye, en esta etapa, ni en sólo a través de indicadores de buena gestión, sino en el contacto con cada una de las personas que conforman el equipo.

Aquí es posible señalar algo obvio. Servimos y trabajamos con y para las personas en vulnerabilidad. Es un servicio de alta complejidad, tal como lo ha realizado la Congragación desde sus inicios, sólo que hoy es diferente.

Necesitamos de todos y todas, de sus aportes. De las religiosas contemplativas y activas, su oración, datos y compromiso. De las laicas y laicos, socias/os, voluntarios y bienhechores, su tiempo, su talento y su aporte económico. De todas las áreas, el trabajo mancomunado en un enfoque integrado.

Por lo tanto, ¡En qué ha estado la Madre Josefa!. Podemos decir que está viva, inspirando, buscando, concretando, corrigiéndonos, soñando el futuro. Ayudándonos a realizar la tarea que la Congregación le encomendó.

 

Por. Jaime Carmona Fernández y directoras/es de las misiones.

 

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[1] Agradezco el aporte de Equipo de la sede Central y de cada una de las misiones de Iquique, La Serena, Puente Alto, Talca y Temuco. En otro plano, el aporte de las personas que nos mostraron las casas de Antofagasta, Coquimbo y Rancagua.