La política de Salvaguarda es la expresión actual de un compromiso centenario de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor (en adelante “Congregación”) con una Misión de misericordia y reconciliación, dirigida específicamente a las mujeres y las niñas, pero que incluye a todos los que se ven privados de los beneficios de la dignidad y los derechos inherentes que Dios les ha dado. Aunque valoramos especialmente a las niñas y a las mujeres, asumimos la responsabilidad por todos los niños y personas en situación de vulnerabilidad para garantizar su seguridad y protección frente a cualquier maltrato o abuso intencionado o no. Esta política se extiende a todos los que están bajo el cuidado y la preocupación de la Congregación en cualquier tipo de apostolado y dentro de nuestras comunidades, a corto o largo plazo. Establece el compromiso de mantener a todos dentro de nuestras comunidades y obras apostólicas a salvo de cualquier abuso. Reconoce específicamente los desequilibrios de poder que pueden existir debido a la naturaleza de nuestra convivencia y nuestro servicio apostólico, y cómo éstos pueden crear oportunidades para que se produzcan abusos (Política de Salvaguarda Congregacional p. 8)

“La Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, en su camino de obligaciones legales, morales y espirituales como entidad de la Iglesia y como actora importante en el campo humanitario y del desarrollo, tiene como prioridad la salvaguarda de los niños/niñas y de las personas en situación de vulnerabilidad. Por esta razón, todas las unidades, comunidades y apostolados afiliados a la Congregación deben cumplir con la Política y los Procedimientos de Salvaguarda que son consistentes con los más altos estándares internacionales de derechos humanos”, 

“Nuestra tarea es ser fieles a vivir según la aspiración más profunda de esta política que honra los derechos humanos de cada persona. Es una aspiración en la que nuestra vida, nuestras acciones y nuestro servicio encarnan una experiencia segura, inclusiva, solidaria y reconciliadora para aquellos con los que nos comprometemos y a los que servimos. Esto implica comprometernos a hacer que nuestros entornos estén libres de violencias, daños y traumas y a crear, en cambio, espacios de acogida, seguridad y sanación para todos” (Política de Salvaguarda p. 7)

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