Itinerario vocacional de Rosa Virginia Pelletier, 200 años de su ingreso a la Orden de Nuestra Señora de la Caridad. (20 octubre 1814-2014)

ROSA VIRGINIA PELLETIER era niña estudiante, cuando una religiosa le dijo: “Usted será un ángel o un demonio”; Rosa Virginia le respondió: “yo seré religiosa”. “¡Uf, con su carácter!” refutó la religiosa.

El 20 de octubre de 1814 entra al Monasterio de Nuestra Señora de la Caridad, en Tours, es el día del Corazón Divino de Jesús, solemnidad litúrgica instituida el 20 de octubre de 1672 en Francia, por Juan Eudes, fundador de la Orden.

Es 1817 y tiene 21 años cuando profesa sus votos religiosos de Castidad, Pobreza y Obediencia y el voto de celo apostólico, específico de la Orden. En adelante se llamará María de Santa Eufrasia. Como profesa, ejerce su misión de liderazgo con jóvenes vulneradas, con quienes aplica una pedagogía de comprensión, bondad y firmeza en la cual va descubriendo su fuerte vocación de misericordia. Constata que su propia vocación está ligada a la vocación de jóvenes internas, cuya conversión a Dios las hace aspirar a una vida de entrega total a Dios. Cuando es elegida superiora del Monasterio, les organiza un pequeño monasterio en la Casa de Tours. Serán llamadas Magdalenas y será para María Eufrasia “la coronación de su Obra”. En 1829 experimenta otra llamada fuerte de Dios, a fundar un Monasterio en la ciudad de Angers. En Angers tiene que multiplicarse para atender a las novicias, a las jóvenes profesas a las jóvenes internas; hay pobreza, faltan religiosas con experiencia… Es ahora cuando su vocación la llama a hacer crecer el árbol con el apoyo de las hermanas, del obispo, de sacerdotes y bienhechores; crea “El Generalato”. Las Casas que a continuación se funden dependerán de la Casa Madre de Angers y de su superiora general; habrá un solo noviciado. El proyecto, fue aprobado por Gregorio XVI el 16 de enero de 1835 y la nueva Congregación se llamará NUESTRA SEÑORA DE LA CARIDAD DEL BUEN PASTOR. En. Angers, la figura bíblica del BUEN PASTOR queda indisolublemente unida a la vocación de la Fundadora y de la Nueva Congregación.

Los sufrimientos constituyen la fase purificadora de la vocación de Madre Eufrasia: calumnias, traiciones, rechazo de los Monasterios de Nuestra Señora de la Caridad, de los padres Eudistas, de numerosos obispos y clero de Francia, y cuando muere el obispo Montault, la férrea oposición del nuevo obispo de Angers.

La misión del Buen Pastor se extenderá a los cinco Continentes y tanta es la demanda de nuevas Casas, que María Eufrasia hace confianza en novicias para enviarlas a misiones. Ciento diez casas se fundarán en vida de ella.

María de Santa Eufrasia nos muestra una vocación “in crescendo”, sin retrocesos, en un camino marcado por la adhesión permanente al proyecto de Dios. HASTA EL ÚLTIMO MOMENTO DE SU VIDA, LA LLAMA ARDIENTE DE AMOR QUE LA HABITABA, SE MANTUVO VIVA, RADIANTE, FECUNDA.

 

Hna. Angélica Guzmán Vicuña
Centro de Espiritualidad