Sesión para formadoras en Filipinas

Asia Pacífico/RIMOA

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Esta sesión comenzó el 26 de Agosto del 2015 en Filipinas, en Meryridge, ciudad de Tagaytay. Se inició con un ritual de apertura donde las participantes de diez Unidades de Asia Pacifico y RIMOA, es decir, del Sudeste de la India, Asia del Este, Este-Central India-Nepal, Filipinas, Sri-Lanka-Pakistan, Asia Noreste, Indonesia, Singapur-Malasia, Kenia y Las Islas, entraron en el espacio sagrado portando tierra y velas encendidas de sus países. La tierra simboliza la voluntad de las participantes de continuar el proceso de consolidación del crecimiento en el trabajo de formación por el que Dios nos llama a llevar novedad y vida para la misión. La tierra se depositó junta en un tiesto con una pequeña planta en el centro que ambientaba la sala.

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La actual comprensión de las participantes en la sesión de formación proviene de sus reflexiones sobre esta ambientación central. Cada participante escribió sobre una llama sus sentimientos y esperanzas mas profundas que recogimos juntas y se colocaron en “la zarza ardiente.”

REGINA HRegina Htoo Htoo, Líder de la Unidad de Asia del Este, dio la bienvenida a las participantes en nombre del Círculo Asia-Pacifico. Haciendo referencia a la Dirección del Capitulo Congregacional que “nos desafía a ver y escuchar la buena noticia de Jesús a través de los ojos y oídos de los oprimidos y nos piden responder de forma radicalmente nueva,” señaló nuestra “responsabilidad de co-crear, junto con el Espíritu, este futuro que abre nuevas oportunidades para la misión.”

ReginaRegina Kuizon, Líder de la Unidad de Filipinas, también dio la bienvenida a las participantes en esta sesión e invitó a renovar la escucha y al co-aprendizaje. Ella nos recordó las preguntas planteadas en el informe del Equipo de liderazgo congregacional sobre las siguientes cuestiones: cómo sostener el aprendizaje de las sesiones de formadoras; afrontar las dificultades de los frecuentes cambios dentro de los equipos de formación; cómo podemos potenciar la capacidad reflexiva para hacer frente a las profundas necesidades de hoy en día; cómo se están preparando los miembros más jóvenes y partners laicos en la misión para asumir el rol de liderazgo que está emergiendo.

Posteriormente, las participantes presentaron su realidad en la implementación del modelo holístico de la formación y el impacto de estas experiencias. Algunos signos de crecimiento identificados fueron la organización de equipos de formación en las Unidades y ejecución de programas de formación que han potenciado en las hermanas en formación inicial a compartir abiertamente sus puntos de vista, ser co-responsables de su formación y el desarrollo de una sensibilidad creciente hacia los que están en los márgenes. Fue asombroso ver que hubo dificultades similares en las distintas Unidades. Algunos desafíos comunes que se priorizaron fueron la necesidad de una formación holística en las comunidades locales, fortalecer el trabajo en equipo de todos los miembros implicados en la formación, toma de conciencia del impacto de nuestra propia cultura en la formación, preparación y formación de las formadoras, acompañamiento. En un proceso de co-aprendizaje en pequeños grupos, las participantes tuvieron la oportunidad de relacionarse y trabajar juntas para encontrar formas de abordar estas cuestiones de una manera holística.

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El compartir, desde la experiencia, de algunos miembros del equipo central, en un ambiente de espacio sagrado, de algunas de sus dificultades en el camino de la transformación y cambio de mentalidad y co-aprendizaje en el trabajo en equipo, ayudó a profundizar el entendimiento de un modelo holístico. Esto inspiró a las participantes a acoger sus dificultades y dudas para continuar creciendo.

Este compartir también ayudo a una reflexión profunda de los aspectos culturales. La cultura es la forma en que vivimos influenciadas por nuestra educación. Cada cultura tiene sus propias luces y sombras. Elaine Basinger señaló que hay cambios que necesitamos hacer respecto a la cultura, reconocer que aparte de nuestra cultura, existe una cultura global, así como una “cultura de convento.” Esta “cultura de convento” en el pasado ha sido una mentalidad jerárquica. Marcó de forma sofocante el pensamiento, la iniciativa e incluso la forma de relacionarse de las hermanas.

La llamada es mirar a la cultura con los ojos del Evangelio, Jesús desafió a la cultura de la dominación y la exclusión en la sociedad judía. Su “cultura de compasión” restauró la dignidad de las mujeres y los que estaban marginados. La transformación hacía esa cultura de Jesús es el trabajo de la formación.

Reflexionamos el artículo “Bendecidos por el hambre” de Philip Pinto (Hermanos cristianos), las participantes tomaron conciencia de lo poco en serio que nos tomamos a Jesús en nuestro día a día cotidiano. Lo más sorprendente para muchas de las participantes fueron las historias de los jóvenes que se arriesgaron a “salir” con el fin de “caminar.” Para nosotras no es salir de la vida religiosa, pero si salir de nuestra mentalidad para refrescar nuestra escucha, pensamientos y aceptar nuevos cambios hacia la transformación.

La primera semana ha sido una experiencia enriquecedora en la búsqueda conjunta de nuevas formas. Las participantes son una mezcla de hermanas con experiencia en el trabajo de la formación y otras en proceso de preparación para ello. En la sabiduría conjunta del grupo, nosotras co-aprendemos unas con otras, el proceso de co-creación de algo nuevo para la misión.

El día uno de Septiembre fue un día de oración por el cuidado de la Creación, rezamos juntas la oración del Papa Francisco para ser solidarias con la Madre Tierra, nuestro hogar común. Todas disfrutamos este día de descanso. Tuvimos tiempo para cuidar el alma y refrescar nuestras energías con una visita a la ciudad, a nuestra tienda y una emocionante experiencia de paseo en cable a la tirolesa.

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Comunicaciones Roma

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